Fotos de familia

La foto de la familia de Zapatero con los Obama ha generado una considerable polémica, de la que me han llamado la atención dos aspectos.

En primer lugar, se ha recurrido a los gustos estéticos de las menores para desollarlas salvajemente (hay quien, como diría Machado, sólo se digna usar la cabeza para embestir). Si bien es cierto que los gustos estéticos entran en el ámbito de la soberanía de cada quien, si estas personas fueran personajes públicos, se podría admitir juicios sobre ellos, incluso los más implacables. Pero no es el caso. Simplemente su padre tiene un cargo político. Más aún, es conocida (y diría que loable) la pretensión de Zapatero de separar el ámbito familiar del público y su actuación en ese aspecto ha sido coherente (y, al parecer, respetuosa con la libertad y las elecciones de sus hijas).

En segundo lugar, hay quien (por ejemplo el PP) ha puesto el grito en el cielo por el supuesto gasto que esas adolescentes han generado al acudir a los Estados Unidos. Aparte de que el asunto pueda ser reprochable (yo creo que no), dudo que se haya generado gasto adicional que, en todo caso, sería el chocolate del loro (más o menos, el aumento de consumo de combustible por un peso extra en el avión y alguna comida). Curiosamente, nadie en el PP parece escandalizarse del enorme gasto añadido que supone que Iñaki Urdangarin y su familia decidieran en su día instalarse en los Estados Unidos. Dejando aparte el penoso espectáculo de tan profesional familia (toda ella, no sólo los Urdangarin-Borbón) ordeñando relaciones, sirviendo intereses particularísimos y mercadeando sin pudor con el efecto modelador de voluntades que pueda tener incorporar un apellido a las transacciones mercantiles de una empresa (léase, tráfico de influencias explícito o tácito), se da la circunstancia de que el boato que pueda rodear a las hijas de Zapatero se justifica porque viajan con su padre, mientras que Cristina de Borbón no tiene ninguna responsabilidad ni legitimidad institucional como para que se ponga el aparato del Estado a sus pies, por muy hija del Jefe de ese Estado que sea.

País.