Este aspecto presentaba la calle de la Navarrería el pasado domingo a las 15:05. Pensé yo, cosas de la kale borroka, tan propicia para vaciar contenedores. También pensé (ciertamente el domingo a esas horas no es momento ideal para pensamientos sofisticados; y que conste que, polifacético uno, al tiempo que pensaba andaba buscando a Mariano) que había pasado el Olentzero y lo habían dejado todo hecho unos zorros. Y pensé, también, que se merecían quedarse sin fianza y con una buena multa. Pero no cuadraba Olentzero con las fechas.
Ni una cosa ni otra. Fue la procesión del Corpus. El mismo día, qué cosas, que Cañizares se quejaba de que no hay libertad religiosa (!). Supongo que para hacer la procesión tendrían todos los permisos gubernativos, que pagarían una fianza, que el ensuciado y posterior limpieza de las calles correría por cuenta de la diócesis... ¿o no? ¿o va por cuenta del erario público? ¿se ha calculado su coste? ¿formará parte de la crucecita de fines sociales de la declaración de la renta? ¿o será una astilla más de esa cruz que llevamos todos en beneficio de los que patentaron el invento? Propongo que el próximo solsticio de invierno vistan a Olentzero de cardenal... y a llenar las calles de residuos orgánicos... igual así nos ahorramos multas y fianzas...
sábado, 31 de mayo de 2008
domingo, 18 de mayo de 2008
La vida es una tómbola
Hubo un tiempo en que la inminencia de los sanfermines era anunciada a la ciudad y al mundo (urbi et orbi) por dos signos singulares: el vallado del encierro (especialmente, para las gentes de la Rotxapea, en el recorrido del encierrillo) y la tómbola de Cáritas. Ésta solía iniciar su actividad allá por el 29 de junio (san Pedro y san Pablo) y cesaba con las mismas fiestas.
Ya no son así las cosas. Estamos a 18 de mayo y ya han comenzado los trabajos de instalación de la tómbola, lo cual significa la obstrucción, ocupación, escamoteo, usufructo, llámese como se quiera, de un tramo significativo de la vía pública durante más de dos meses. Propongo que la dejen ya fija todo el año. Al menos así igual hacen cierto, para quienes la padezcan, el título de la canción.
Habrá que pensar algo para el año que viene. Por ejemplo, y dado el significado latino de caritas, una tómbola verdaderamente caritativa. ¿Hay sugerencias sobre su contenido? Estoy seguro que nuestra alcaldesa, ese prodigio-político-que-nos-hemos-dado-entre-todos, siempre presta a autorizar cualquier actividad que ocupe espacios públicos, sea del signo que sea, acogerá nuestras peticiones con el debido cariño .
Ya no son así las cosas. Estamos a 18 de mayo y ya han comenzado los trabajos de instalación de la tómbola, lo cual significa la obstrucción, ocupación, escamoteo, usufructo, llámese como se quiera, de un tramo significativo de la vía pública durante más de dos meses. Propongo que la dejen ya fija todo el año. Al menos así igual hacen cierto, para quienes la padezcan, el título de la canción.
Habrá que pensar algo para el año que viene. Por ejemplo, y dado el significado latino de caritas, una tómbola verdaderamente caritativa. ¿Hay sugerencias sobre su contenido? Estoy seguro que nuestra alcaldesa, ese prodigio-político-que-nos-hemos-dado-entre-todos, siempre presta a autorizar cualquier actividad que ocupe espacios públicos, sea del signo que sea, acogerá nuestras peticiones con el debido cariño .
viernes, 9 de mayo de 2008
La discoteca consistorial o el corrimiento al morado del azul europa
Si la fuente de Merindades presentaba una desnaturalización extraña del azul, un corrimiento hacia el verde, en la fachada de la Casa Consistorial —que se supone también debía estar iluminada de azul— el corrimiento era completo, esta vez hacia el morado. ¿Será una nueva traición del subconsciente de la alcaldesa? Del azul falange al morado pasión, siempre en menoscabo de Europa... Freud buscaría una explicación... Quizá es lo que no se atrevió a hacer la semana de pasión, cuando, en cambio —haciendo alarde de aconfesionalidad— sí puso las banderas a media asta (lo cual tiene guasa: lo hizo por un fallecimiento no demostrado y de alguien que supuestamente resucitó...) (la foto es del 20 de marzo a las 22:53 horas).
Pero lo mejor de todo es que, me dicen, la iluminación de la fachada es de la denominada luz negra. Luz de discoteca, vamos. Habrá que pasarse por allí el sábado sabadete...
jueves, 8 de mayo de 2008
¿Fuente de los pitufos o nostalgia del azul?
Esta pinta tiene hoy, 8 de mayo, la fuente de la plaza de las Merindades. La excusa es, supongo, la semana de Europa, aunque conociendo a doña Yolanda, no estoy seguro de que estuviera pensando en otro azul y le haya salido desteñido por no haber calculado bien la densidad de la solución. La memoria histórica de la alcaldesa es, ya lo sabemos, muy selectiva (más aún cuando al fondo está la Delegación del Gobierno, en mis tiempos también denominada Embajada de España: es que la gente inventa cada cosa...).
Pero como decía el de la España azul, no hay mal que por bien no venga. Y es que la fuente de marras es tan sosa y anodina que, así, hasta gana prestancia y apostura.
Pero como decía el de la España azul, no hay mal que por bien no venga. Y es que la fuente de marras es tan sosa y anodina que, así, hasta gana prestancia y apostura.
sábado, 3 de mayo de 2008
Pamp16na... Iruña, joder, Iruña
Lo último en imagen gráfica (corporativa, que se dice) de Barcinópolis es el logo de la capitalidad europea de la cultura. Ahí es nada el empeño y ahí es mucho, una barbaridad, el logo. Una vez más, la administración bar-cínica hace todo lo posible para excluir el euskera (no creo que sea cosa de los creativos, haría falta ser un mendrugo para no discurrir un logo que incluyera el nombre vasco de la ciudad).
Aunque esta vez le puede salir mal la jugada, porque puestos a decir pampdieciseisna (inglés: Pampsixteenna; francés: Pampseizena; polaco: Pampszesnasciena; no digamos ya con números romanos: Pampxvina), al común de los mortales le resultará infinitamente más sencillo decir Iruña.
Pero el asunto aún da más juego. Barcina y sus secuaces parecen dar por sentado que los vascohablantes están dotados de mayor agudeza, de ahí que los rótulos en euskera tengan la letra más pequeña que en castellano. Por lo que se deduce de los carteles de Pamp16na, para que los textos en lengua vasca estén escritos en el mismo tamaño de letra que los castellanos es necesario que aparezcan junto con el polaco así que... ¡viva el polaco!: ciudad trilingüe (aunque no sea la que hubiera querido Barkos).
Por muy hechos que estemos a tanta caspa, nos esperan años difíciles, con esto de la capitalidad de la cultura. Nos sacarán los colores, pasaremos una vergüenza (ya no sé si ajena) infinita con tanto patán. Y es que, desengañémonos, Sanz nos embelesa y no sin merecimiento, Corpas nos cautiva, pero ¿alguien se ha fijado lo bien que doña Yolanda conjuga la segunda persona del singular del pretérito indefinido de indicativo? Pues al loro...
Aunque esta vez le puede salir mal la jugada, porque puestos a decir pampdieciseisna (inglés: Pampsixteenna; francés: Pampseizena; polaco: Pampszesnasciena; no digamos ya con números romanos: Pampxvina), al común de los mortales le resultará infinitamente más sencillo decir Iruña.
Pero el asunto aún da más juego. Barcina y sus secuaces parecen dar por sentado que los vascohablantes están dotados de mayor agudeza, de ahí que los rótulos en euskera tengan la letra más pequeña que en castellano. Por lo que se deduce de los carteles de Pamp16na, para que los textos en lengua vasca estén escritos en el mismo tamaño de letra que los castellanos es necesario que aparezcan junto con el polaco así que... ¡viva el polaco!: ciudad trilingüe (aunque no sea la que hubiera querido Barkos).
Por muy hechos que estemos a tanta caspa, nos esperan años difíciles, con esto de la capitalidad de la cultura. Nos sacarán los colores, pasaremos una vergüenza (ya no sé si ajena) infinita con tanto patán. Y es que, desengañémonos, Sanz nos embelesa y no sin merecimiento, Corpas nos cautiva, pero ¿alguien se ha fijado lo bien que doña Yolanda conjuga la segunda persona del singular del pretérito indefinido de indicativo? Pues al loro...
jueves, 1 de mayo de 2008
Dos de mayo: reivindicación de Pepe Botella
¿Qué pueblo puede celebrar impunemente, esto es, sin perder la dignidad, una fecha como el dos de mayo? ¿Cómo es posible que se acuda a Móstoles a conmemorar un bando mitificado hasta la náusea y que no es sino pura reacción; que se reviva con fruición una España negra que nunca debió existir y mucho menos ser aclamada? Y con el beneplácito de un gobierno de izquierdas (!) y la complicidad de algún novelista mediocre metido a historiador de medio pelo, intelectual orgánico premiado, quién sabe por qué (¿o sí?), con los laureles de la Academia. Una razón más para borrarse de un país de charanga y pandereta que vive de oropeles de miseria, que celebra victorias contra sus propios ciudadanos y alardea puerilmente de genocidios, imposiciones y expolios. ¿A qué ventanilla hay que ir?
Allons! Enfants de la patrie!... Y bien pensado, el único Pepe Botella que ha habido en la ya larga (la ciencia demostrará que el hombre de Atapuerca era español hasta las cachas) y gloriosa historia de las Españas es Aznar...
Allons! Enfants de la patrie!... Y bien pensado, el único Pepe Botella que ha habido en la ya larga (la ciencia demostrará que el hombre de Atapuerca era español hasta las cachas) y gloriosa historia de las Españas es Aznar...
Hipérbole
Hipérbole, según el DRAE: «Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla».
Me había propuesto no hablar de la cena del lehendakari, pero las reglas están para romperlas y los propósitos para colgarlos como exvotos en alguna remota ermita. Y es que la referencia literaria de Sanz me ha desarmado. Soy un convencido del fondo culto y humanista de este hombre, y sus epifanías (las del background, entiéndase) me producen arrebatos místicos que para sí los quisiera Teresa de Ávila (o Juan de la Cruz: su Noche oscura es siempre sugerente, magistral en la expresión literaria de un erotismo depurado y sutil; aunque, si se me permite, yo prefiero el Cántico espiritual).
A lo que iba: Sanz había afirmado que los 400 euros de marras dan «para una cena, y poco más». La coletilla la añadió después de un relampagueo de lucidez que cruzó rauda e imperceptible su despejada mente (esto también es una figura literaria). El revuelo consiguiente fue considerable, aunque errado. Todo el mundo se puso a elucubrar acerca de los restaurantes que frecuenta el lehendakari, los platos que pide, o a cuánta gente invita. O quizá es que no paga nunca y sólo ve de lejos las cuentas... quién sabe. La explicación del día siguiente en clave de herramientas literarias sonó a forzada, a argumento suministrado por esos asesores tan avezados en el arte de apagar los fuegos que continuamente va prendiendo Sanz.
Pero se equivocan, todos se equivocan. Sanz era perfectamente consciente de lo que decía y utilizó la figura literaria con todo rigor. Porque, ésta es mi hipótesis, no se refería a la cena, sino a la coletilla: y poco más. Volvamos a la definición del DRAE: aumentar o disminuir excesivamente. Vamos, que, puestos a elegir, el lehendakari, aventuro, se gastará una parte en una cena: pongamos 100 euros; y el resto, va a ese «poco más» que me trae a mal traer. La pura elucubración teórica nos ofrece un sinfín de posibilidades. Pero una de las ventajas de la mente humana es que suele discriminar de forma automática entre esas posibilidades que la teoría nos brinda y eliminar, por inverosímiles, la gran mayoría. Y hasta aquí puedo escribir. Cada cual que elabore sus hipótesis. La mía es que se lo gasta en libros de teoría y crítica literaria; y que nadie se sorprenda: cosas veredes... (por cierto, que la frase, atribuida tanto al Cid como al Quijote, es espuria).
Me había propuesto no hablar de la cena del lehendakari, pero las reglas están para romperlas y los propósitos para colgarlos como exvotos en alguna remota ermita. Y es que la referencia literaria de Sanz me ha desarmado. Soy un convencido del fondo culto y humanista de este hombre, y sus epifanías (las del background, entiéndase) me producen arrebatos místicos que para sí los quisiera Teresa de Ávila (o Juan de la Cruz: su Noche oscura es siempre sugerente, magistral en la expresión literaria de un erotismo depurado y sutil; aunque, si se me permite, yo prefiero el Cántico espiritual).
A lo que iba: Sanz había afirmado que los 400 euros de marras dan «para una cena, y poco más». La coletilla la añadió después de un relampagueo de lucidez que cruzó rauda e imperceptible su despejada mente (esto también es una figura literaria). El revuelo consiguiente fue considerable, aunque errado. Todo el mundo se puso a elucubrar acerca de los restaurantes que frecuenta el lehendakari, los platos que pide, o a cuánta gente invita. O quizá es que no paga nunca y sólo ve de lejos las cuentas... quién sabe. La explicación del día siguiente en clave de herramientas literarias sonó a forzada, a argumento suministrado por esos asesores tan avezados en el arte de apagar los fuegos que continuamente va prendiendo Sanz.
Pero se equivocan, todos se equivocan. Sanz era perfectamente consciente de lo que decía y utilizó la figura literaria con todo rigor. Porque, ésta es mi hipótesis, no se refería a la cena, sino a la coletilla: y poco más. Volvamos a la definición del DRAE: aumentar o disminuir excesivamente. Vamos, que, puestos a elegir, el lehendakari, aventuro, se gastará una parte en una cena: pongamos 100 euros; y el resto, va a ese «poco más» que me trae a mal traer. La pura elucubración teórica nos ofrece un sinfín de posibilidades. Pero una de las ventajas de la mente humana es que suele discriminar de forma automática entre esas posibilidades que la teoría nos brinda y eliminar, por inverosímiles, la gran mayoría. Y hasta aquí puedo escribir. Cada cual que elabore sus hipótesis. La mía es que se lo gasta en libros de teoría y crítica literaria; y que nadie se sorprenda: cosas veredes... (por cierto, que la frase, atribuida tanto al Cid como al Quijote, es espuria).
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