domingo, 25 de octubre de 2009

La Biblia, manual de malas costumbres

La presentación de la última novela de Saramago, Caín, ha generado alguna polémica, tanto por su contenido como por las declaraciones de su autor al presentarla. Saramago calificó la Biblia como un «manual de malas costumbres» y un «catálogo de crueldades». La Iglesia, que no tiene precisamente a Saramago entre sus autores a recomendar (el Vaticano llegó a lamentar la concesión del Nobel), se ha apresurado a condenar el libro.

En realidad la Biblia no es más que una yuxtaposición de relatos (una novela de aventuras a lo bestia) sin mucha homogeneidad temática (a destacar el delicado erotismo que rezuma el Cantar de los cantares) o cronológica y muy escasa verosimilitud histórica. Como esta es una impresión que surge rápidamente al acercarse a esos textos con desenvoltura y sin las orejeras del dogma, no es la primera vez que la literatura se ocupa del asunto. Valgan como ejemplo los siguientes párrafos de Francis Scott Fitzgerald en Hermosos y malditos (1922):

«Sucedió una vez que todos los hombres inteligentes y con genio del mundo llegaron a profesar una misma fe... es decir, la falta de fe. Pero les preocupaba pensar que, al cabo de unos pocos años después de su muerte, se les atribuirían muchos cultos y sistemas y presagios que nunca habían considerado ni propuesto. De manera que se dijeron unos a otros:

»"Reunámonos y escribamos un gran libro que logre para siempre burlarse de la credulidad de los hombres. Convenzamos a nuestros poetas más eróticos para que escriban sobre los deleites de la carne, y a algunos de nuestros más vigorosos periodistas para que añadan historias de amores famosos. Incluiremos los más absurdos cuentos de viejas que circulan ahora. Escogeremos los humoristas con mayor agudeza para dar forma a una deidad sacada de todos los dioses adorados por la humanidad, un dios de mayor magnificencia que todos los demás, pero al mismo tiempo con tantas debilidades humanas que se convierta en objeto de risa para todo el mundo... y le atribuiremos todo tipo de chistes y vanidades y enfados, a los que se dará por supuesto que se entrega para su propia diversión, de manera que la gente leerá nuestro libro y meditará sobre él, y dejarán, ya para siempre, de decirse desatinos en el mundo.

»Finalmente, ocupémonos de que el libro posea todas las virtudes estilísticas, de manera que dure para siempre como testigo de nuestro profundo escepticismo y universal ironía".

»Así lo hicieron, y posteriormente murieron.

»Pero el libro acabó viviendo, tal era la belleza con que lo habían escrito, y tan asombrosas las cualidades imaginativas con que aquellos hombres de inteligencia y de genio lo habían dotado. Ellos no se molestaron en darle nombre, pero después de su muerte se le llegó a conocer con el nombre de La Biblia».

2 comentarios:

Black Queen dijo...

"Hermosos y malditos": apunto y busco para leer. Ese párrafo expresa a la perfección lo que es la Biblia si la despojamos de creencias religiosas: una de las más increíbles obras literarias jamás escrita.
Por otro lado yo a veces también me lamento de la concesión del Nobel a Saramago. Con sólo un libro suyo leído hasta la fecha (La caverna), se me antojó un tipo que basa la "calidad literaria" en un concepto de prosa dificultosa y pesada sin aportar mucho más. Eso y la polémica que acompaña a cada nuevo libro suyo parecen ser sus dos pilares fundamentales. En definitiva, que le faltan méritos para merecer el premio. Quizá me equivoque.

Juan dijo...

Disiendo en la valoración de Saramago. Más aún, resulta extraño que, pese a la peculiaridad de su forma de puntuación e inserción de los diálogos en el cuerpo del texto, su prosa dista de ser dificultosa. A mí me cautiva la aproximación a las cosas rodeándolas morosamente, pero guiando al lector de forma implacable hacia el núcleo de la cuestión. Y, sobre todo, su magistral manejo de una ironía fresca y sin complejos (pero no por ello ácida o desgarrada) que le sirve para transmitir su visión socarrona del mundo. Huelga añadir que es uno de mis escritores preferidos...
P.D. Desdde luego, "Hermosos y malditos", como en general las novelas de la generación perdida, es muy recomendable...