Ayer, en un acto emotivo y lleno de sensibilidad y buen gusto, tuvo lugar la presentación del poemario
De carne y hambre, de Fátima Frutos, excelente poeta y mejor amiga, lo que me permite embellecer este erial literario por el expeditivo método de cederle la palabra.
Quiero
yacer anfibia bajo el éxodo de tus sábanas.
Y mostrar los ingrávidos pezones
al nuevo espacio desatado,
en el que un silencio se despeña
por torrentes y por labios.
(De Desembocadura)
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