El Ayuntamiento de Pamplona, en cuerpo de ciudad,
renovó ayer el voto de las
Cinco Llagas. Veamos: va a dar gracias a Dios por librar a la ciudad de la peste. Y Barcina presidiendo... (Por cierto, que al párroco de san Agustín le parece mal la «permisividad jurídica» con la infidelidad matrimonial; pues eso: a los adúlteros, lapidación).
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