Por una vez, y sin que sirva de precedente, la perla no procede de la idiosincrasia foral, el pensamiento navarro, sino de ese otro inmenso e irresoluble oxímoron: la inteligencia militar. Y es que, según publica El País, un ex-general estadounidense culpa de la matanza perpetrada por los serbios en Srebrenica en 1995 a que los soldados holandeses eran homosexuales. Su razonamiento es tan sencillo como lúcido y lógicamente consistente:
Como ya nadie cree en una posible invasión de Alemania o de Rusia, no se necesitan unidades de combate activo. Las fuerzas armadas se han socializado. Al admitir a homosexuales que no se ocultan, también se han debilitado. Por eso se prefieren las misiones de paz.
No deja de ser un halago para los homosexuales, puesto que les atribuye una mayor preferencia por la paz y les responsabiliza casi de la distensión internacional. Pero lo impresionante es la tosquedad, linealidad y elementalidad del razonamiento, más propio de un primate que de un humano. No es que sea algo raro de ver. Pero da escalofríos pensar que alguien así ha podido tener mando efectivo de tropas y, por tanto, responsabilidad directa sobre la vida y la muerte.
Si ya la elección de la carrera militar conlleva algún tipo de selección adversa, parece que el sistema de ascensos la acentúa, y a la cúspide llegan los más peligrosos para la sociedad.
1 comentario:
Hombre no sé si de los homosexuales solo o de todos los soldados pero está claro que los soldados holandeses fueron COBARDES y no intervinieron para parar la matanza de musulmanes.
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